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En 1738, Pierre Jaquet-Droz abrió su primer taller y empezó a producir sus primeros relojes. Estos solían ser relojes de cajas largas en los que, con el tiempo, se incluyeron música y automatismo a sus mecanismos.
Tras un viaje a España, donde distribuyó sus trabajos por la Familia Real Española, volvió a su ciudad natal, La Chaux-de-Fonds.
Los fondos obtenidos en España dieron la oportunidad al relojero de centrarse completamente en su trabajo y a la producción de nuevos relojes de pulsera, relojes de péndulo y máquinas expendedoras. Trabajó junto a su hijo y su vecino, lo que se convirtió en una colaboración muy prometedora.
En 1774, Pierre Jaquet abrió un estudio en Londres, a partir del cual estableció contacto con el Mercado asiático. Durante este periodo, sus relojes estuvieron muy bien reconocidos en toda Asia, hasta el punto que incluso el Emperador Quianlong adquirió varios relojes para su colección.
Tras ganar popularidad y prosperidad, la compañía quebró en 1788 haciéndose el silencio alrededor del nombre de Jaquet Droz.
No sería hasta el año 2000 que la conocida mara de relojes Swatch recuperó su nombre, ya que en la industria relojera se encuentra en continua evolución y ningún gran relojero queda olvidado.
Con un nuevo taller y nuevos equipos de dirección y marketing, la marca volvió a encontrar su sitio en el negocio de la relojería.
Con esto, volvieron a resurgir muchos de los antiguos modelos clásicos de relojes de bolsillo. Hoy en día, las ajugas descentralizadas, inventadas por Jaquet-Droz en su momento, han quedado consolidadas como el epicentro de sus ventas.